Añadimos 200 g de harina de fuerza, 100 g de harina floja y el pellizco de sal. Con la mezcla de las harinas, conseguiremos una masa mas manejable y además nos ayudará a la hora de estirar la masa evitando que tienda a encogerse.

Programamos Amasar/1 min. Una vez terminado, tenemos que tener una masa homogénea que no se nos pegue en las manos. Formamos una bola y la colocamos en un bol, untado con aceite, lo tapamos con film, y dejamos que doble su volumen. Aproximadamente 1 h, así obtenemos una masa más digestiva.

Una vez que haya doblado su volumen, cogemos la bola y la colocamos en una superficie de trabajo. Con nuestras manos aplastamos suavemente la bola y la damos forma de rectángulo, así será más fácil darle forma con el rodillo. Estiramos la masa con el rodillo formando un rectángulo de unos 30 x 40 cm.

Colocamos la pizza sobre un papel de horno o una hoja de teflón  antiadherente para hornear.

Precalentamos el horno a la máxima temperatura que tengamos, calor sólo por abajo.

Untamos la superficie con el queso cremoso, y repartiremos las laminas de queso gallego y el pulpo. Para finalizar ponemos los tomates cherry partidos por la mitad.

Mientras preparamos el pesto, rallaremos el queso parmesano, programando 5 seg/vel 10.

Añadimos las almendras, el ajo, la albahaca, el aceite y la sal. Lo trituramos programando 10 seg/vel 7. 

Repartiremos este pesto sobre nuestra pizza.

Cuando el horno alcance la máxima temperatura (250º-270º) introducimos la pizza y la colocamos en el suelo del horno. Y pondremos calor arriba con aire. De esta forma, conseguiremos que el aire caliente cocine hornee nuestra pizza en pocos minutos y de forma homogénea (unos 10 ó 12 minutos dependiendo del horno)

Sacamos  la pizza con ayuda de una bandeja para extraer de horno, y la colocaremos sobre una rejilla, o una superficie de madera, para que no se humedezca la base de la pizza, y mantenga el crujiente que hemos conseguido al hornear de esta forma.

Ya está lista para servir.